La vida no es un juego, aunque pueda parecerlo.

Este post nace desde la conmoción así que me disculpan si las ideas no son totalmente claras.

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2 de octubre de 2017.

5:30 AM.

San José de Curataquiche, zona rural, estado Anzoátegui.

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Mi hermana dormía en su primera noche como médico rural en el pueblo de Curataquiche, en las afueras de Barcelona, cuando el vigilante del recinto médico toca la puerta de su apartamento.

-Doctora, llegó una mujer pariendo, va a parir en la ambulancia.

-Voy, voy saliendo - respondió mi hermana ante la incertidumbre que le generaba atender un parto justamente 18 horas después de haberse mudado a la que iba a ser su nueva casa por un año.

Al levantarse de la cama, cepillarse y lavarse la cara, sale de su apartamento, el cual está al lado del ambulatorio y se dirige a la ambulancia, al hacer el tacto, sintió la cabeza del bebé.

Estaba a punto de hacer el primer parto de su año como médico rural y naturalmente tomó la decisión más sensata, trasladar rápidamente a la parturienta a la "cama de partos" esa silla que tiene como unos palos para que la mujer quede "de par en par", no tengo idea como se llama esa silla-camilla, el punto es que dio a luz.

Cuando eran exactamente las 6:00 AM, había nacido un niño, el cual no tenía nombre porque la madre no se había terminado de poner de acuerdo con el padre del bebé, gajes del oficio en la Venezuela donde los nombres convencionales como Miguel, José, Pedro y Luis están totalmente en desuso en los sectores rurales y populares.

La enfermera de guardia le comentó a mi hermana -la ya "bautizada", médico del pueblo- "Doctora, déjeme felicitarla porque se estrenó con vida". Realmente, mi hermana se estrenó -gracias a Dios- con vida, atendiendo un parto que se había empezado de manera espontánea en las profundidades de un pueblo aledaño llamado Santa Inés.

Curiosamente, allí tenían insumos para un solo parto, a pesar de haber nacido fuera de la placenta, no me queda duda que ese niño nació "enmantillado".

De esta anécdota me permito sacar dos conclusiones:

1. Mi hermana tiene un temple envidiable, una excelente arma que le servirá en sus más intrincadas intervenciones. Mi admiración infinita.

2. Allí se dio el milagro de la vida, ese niño tuvo la suerte de nacer bien y sin mayores complicaciones.

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23 de octubre de 2017.

1:30 PM

Escuela de Ciencias Administrativas, Universidad de Oriente.

Barcelona, estado Anzoátegui.

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Gente corría en todas las direcciones. Al lado de la escuela (facultad) de Ciencias Administrativas, se encuentra la escuela de Ciencias de la Salud, se dirigían muchos estudiantes en esa dirección buscando un médico.

En un baño de dicha escuela también se había dado el milagro de la vida, sin embargo, lo curioso de esta historia fueron las circunstancias.

La madre dio a luz en el baño de la universidad y abandonó al bebé en ese lugar. Lo dejó en la papelera del baño, posteriormente el recién nacido fue trasladado al Hospital de Barcelona y según el doctor que lo recibió tenía entre 1 y 2 horas de nacido. Lo que abundaba en el lugar era la sangre propia de un parto.

Este acto es otra manifestación de la descomposición social que vivimos en Venezuela, una lástima.

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He leído por ahí que un nacimiento es el milagro del presente y la esperanza del futuro. Me extendería demasiado analizando las causas y consecuencias de estos dos hechos, en los cuales tocaría la falta de planificación familiar en Venezuela, así como el mal sistema de salud pública.

Finalmente,

Apreciemos el milagro de la vida, hemos escuchado en incontables ocasiones que un bebé es una bendición y si me baso en la cantidad de parejas estables que buscan completar la familia con uno, o dos bebés, me atrevo a decir que es una bendición. De hecho, las clínicas de fertilidad se la pasan llenas alrededor del mundo.

Espero que les guste este Storytelling.

Nos seguimos leyendo,

Miguel Alejandro Gómez